Consideramos indispensable plantear preguntas, generar reflexiones, sacudir ideas sobre las sexualidades para impulsar una educación sexual políticamente transformadora, que sitúe el placer y la diversidad como cuestiones centrales y los cuidados, el empoderamiento comunitario y la agencia como partes consustanciales de la salud sexual.

Entendemos la educación sexual desde una perspectiva comunitaria y basada en los siguientes valores:

  • La justicia erótica (una sexualidad regida por los principios del placer, el consentimiento, la satisfacción y el deleite sexual) y el compromiso con la construcción de entornos sociales que impida la violencia, el estigma y la discriminación.
  • La diferencia y la diversidad (sexual y de género, funcional, corporal, cultural, religiosa, etc.), como riqueza y valor positivo para la comunidad y las personas.
  • Los cuidados como eje fundamental de la educación sexual y la salud sexual para contrarrestar los efectos de las desigualdades sociales sobre la sexualidad de las personas.




Clara Martínez Hernández, Sandra Cundines Antelo, Elena/Urko Pérez Fernández, David Paricio Salas, Noemí Elvira Marín y Ander Fernández López formamos parte de la escuela.



Somos un equipo con bagajes personales y profesionales muy diversos, pero con una mirada compartida de la educación sexual. Venimos de ámbitos como la antropología, el derecho, la educación, las ciencias políticas, la psicología y las bellas artes. Creemos que la educación sexual es una potente herramienta para la transformación social y en nuestro día a día trabajamos con la comunidad educativa para habitar un mundo en el cual todas las personas podamos disfrutar de nuestras sexualidades de una manera más placentera, saludable y libre de violencias.

Además de los cursos sobre educación sexual, la escuela está impulsando la investigación-acción “Reflexiones encarnadas, metodologías desobedientes”, para caminar otros modos de hacer educación sexual feminista.